viernes, 28 de febrero de 2014

La torre de Babel o como construir una torre con espaguetis.


Acabábamos de empezar el módulo de Gestión Sanitaria en el Máster cuando nos propusieron realizar un ejercicio práctico en grupo. Su elaboración no debía prolongarse más allá de 10 minutos, pero ésta resultó ardua y compleja. Consistía en hacer una torre, apoyada sobre la mesa, con unos cuantos espaguetis, un metro de papel celo, otro de cuerda y una nube de algodón que debía coronarla.

A primera vista fácil, pero tras ponernos manos a la obra empezaron a surgir problemas: “¿Qué altura le damos, cómo se hace la base, cómo unimos las partes?…”. De pronto… ¡habíamos dejado de ser salubristas para convertirnos en arquitectos! …Pero para mí, eso es lo que hace la gestión: construir. Construir a partir de unos recursos o herramientas, como dice Antonio Durán, un sistema que permite dar asistencia sanitaria a la población basándose en los valores que se han definido previamente y que han sido aceptados por la sociedad a la que se dirige.

Pero sigamos avanzando. Tras un breve periodo de discusión cada uno intentaba, con su mejor intención, hacer lo que podía casi sin pensar en la viabilidad del proyecto, lo importante era la altura: uno unía los espaguetis, otro medía la altura, otro pensaba la base…, pero la hoja de ruta no estaba clara. Algo muy parecido a lo que pasa con la gestión. Una vez que los Estados deciden que hay que poner en marcha sistemas de salud para atender a la población (sobre todo a partir de la 2º Guerra Mundial) cada uno implanta la solución que en ese momento le parece más acertada decantándose por sistema público o privado según la tradición de cada país (privado en EEUU, Seguridad Social en Centroeuropa, Sistema Nacional de Salud en el Norte de Europa y totalmente público en Rusia, aunque este modelo está casi extinguido como refiere Antonio Durán). La situación actual de crisis económica hace necesario un cambio pero la falta de información, intencionada o no, y de acuerdos previos a la implantación de los mismos reduce las posibilidades de éxito, pues cada colectivo implicado suele tener intereses diferentes, cuando no contrapuestos.

¿Cómo solucionamos el problema? En nuestra experiencia, cada grupo optó por un método. Uno de ellos utilizó las herramientas de las que disponía para hacer una pequeña torre que tras muchos esfuerzos, consiguió mantenerse de pie. En otro caso, se utilizaron como elementos de apoyo unos soportes de madera consiguiendo una torre algo más elevada pero menos estable. El último grupo, o primero pues construyó la torre más alta, utilizó un altavoz colgado en el techo desde el que descolgaron la “torre” hasta que se posó sobre la mesa. Aunque se censuró haber recurrido a la “externalización” de una parte de la construcción, lo cierto es que solucionaron el problema planteado. En los últimos tiempos, estamos asistiendo a una lucha entre los defensores y los detractores de la sanidad privada. El hecho real es que nos enfrentamos a un problema de difícil solución. Las fórmulas ensayadas hasta el momento combinando provisión privada y financiación y aseguramiento público no parecen resolver el problema fundamental de sostenibilidad que presenta, pero la privatización material (como explica F. Sánchez et al) no parece tampoco el camino adecuado para sostener la torre de Babel en que se ha convertido nuestra sanidad.








 
Merfor
 

El mito de la privatización

La privatización de sistemas de salud no es una historia reciente pero es cierto que ahora lo sentimos con mayor fuerza debido al mal momento económico que el mundo entero está pasando. En la década de los ochentas en América se llevaron a cabo varios movimientos de privatización de servicios públicos entre ellos servicios sanitarios públicos. Las políticas neo-liberales impulsadas por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que de cierta manera imponían a los países que necesitaban préstamos o necesitaban re-negociar sus deudas. Para poder acceder a un préstamo por parte de estas entidades los países debían disminuir sus gastos y riesgos. Las empresas privadas vieron en estos países la oportunidad de entrar en el lucrativo mercado de la sanidad pública. Parte del sustento de estos cambios fue que la gerencia pública es menos eficiente que la privada, que las empresas privadas proveían mejor calidad de servicios y que los gastos del estado disminuirían y aumentarían su cobertura, todo suena a beneficios y ganancias. Luego de haber acatado las exigencias pasamos a la ver los resultados que se obtuvieron, la desigualdad en el acceso aumentó, no mejoró la calidad de los servicios que se ofertaban y en algunos casos las carteras de servicios se redujo significativamente quedando compuestas por servicios muy básicos los cuales no satisfacían las necesidades de las personas y la teoría que sostenía que las gestiones privadas eran más eficientes que las públicas se derrumbó.

Creo que sólo privatizar o privatizar sin un orden o un plan no es la opción a seguir, existen alternativas en las que el sector privado y público pueden trabajar en conjunto........... 


Bori.





                 

domingo, 23 de febrero de 2014

¿TENÍA E.T. SEGURO MÉDICO?



He leído esta semana en la web de una cadena española de televisión (Noticia fuente), que los actores que salvaron a E.T. eran realmente profesionales médicos.  Spielberg  no podía permitir que la vida de tan célebre extratrerrestre quedase en manos de aficionados a la medicina.
Y leyendo esto no he dado más que en pensar, ¿tendría E.T. un seguro con coberturas adaptadas a su “marcianidad”?
¿Debió considerar E.T. en aterrizar en otro país distinto a EEUU, de haber sabido que no es lo mismo enfermar en un país que en otro?.

 Conociendo que en este nuestro planeta existen cuatro grandes modelos de sistemas basados en el tipo de financiación, desde luego habría investigado qué región en el mundo era más idónea para su periplo en la tierra.
·         Sistema del estado de bienestar (modelo Beverige):
o   Servicios financiados por impuestos.
o   Control estatal.
·         Seguridad Social (modelo Bismarck):
o   Cotizaciones.
o   Participación obligatoria de los trabajadores.
·         Aseguramiento voluntario (privado):
o   Participación depende de la decisión individual.
·         Pago directo de los servicios.

Estados Unidos carece de un sistema de cobertura universal (ahora en cambio); son los empresarios los que garantizan la cobertura de la mayoría de los estadounidenses mientras que otra parte de la población elige aseguradoras privadas. Exceptuando a mayores de 65 años que pueden acceder al programa Medicare y algunos grupos en situación desfavorecida que están cubiertos por Medicaid. Por tanto, E.T. como ciudadano del Universo afincado en EEUU debió gestionar algunas opciones que le proporcionarían la atención médica necesaria. No hay constancia de que el extraterrestre estuviera en algunos de los dos últimos grupos poblacionales.
Si hubiese aterrizado en  países como Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Luxemburgo y Holanda, con modelos mutualistas basados en una financiación impositiva, el pequeño extraterrestre hubiese tenido que buscar un empleo para tener acceso al sistema de salud. Es bastante seguro que a E.T. no le hubiese costado encontrar trabajo, aunque con menor repercusión que en Hollywood, por lo que con seguridad sus problemas de salud podrían haber sido resueltos con eficacia. Aunque en la historia que conocemos de su vida no tuvo ocupación conocida, por lo que hubiese tenido que acudir a las prestaciones sociales estatales y sus necesidades sanitarias se hubiesen visto mermadas o recortadas drásticamente.
Tomando tierra en Reino Unido, Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Italia, Portugal o ESPAÑA, hubiese tenido garantizada la cobertura sanitaria sin problema. Con acceso a todos los servicios del sistema sanitario,  basado éste en principios de universalidad, solidaridad, equidad y gratuidad. Entonces, E.T. hubiese estado perfectamente atendido, medicalizado y con la seguridad de que cualquiera que fuese su dolencia y el coste de su tratamiento iba a resolverse sin atender a su nivel de ingresos.
Sin embargo, E.T. nos visitó hace ya 30 años. Si nuestro amigo extraterrestre volviera de nuevo a nuestro planeta se encontraría con un panorama bien distinto al que conoció, y en muchos de los países que pregonan la universalidad (España entre ellos) tendría serios problemas incluso para ser atendido. Infórmate antes de volver E.T.

P.