La privatización de sistemas de salud no es una
historia reciente pero es cierto que ahora lo sentimos con mayor fuerza debido
al mal momento económico que el mundo entero está pasando. En la década de los
ochentas en América se llevaron a cabo varios movimientos de privatización de
servicios públicos entre ellos servicios sanitarios públicos. Las políticas neo-liberales
impulsadas por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
que de cierta manera imponían a los países que necesitaban préstamos o necesitaban
re-negociar sus deudas. Para poder acceder a un préstamo por parte de estas
entidades los países debían disminuir sus gastos y riesgos. Las empresas
privadas vieron en estos países la oportunidad de entrar en el lucrativo mercado
de la sanidad pública. Parte del sustento de estos cambios fue que la gerencia
pública es menos eficiente que la privada, que las empresas privadas proveían
mejor calidad de servicios y que los gastos del estado disminuirían y
aumentarían su cobertura, todo suena a beneficios y ganancias. Luego de haber
acatado las exigencias pasamos a la ver los resultados que se obtuvieron, la
desigualdad en el acceso aumentó, no mejoró la calidad de los servicios que se
ofertaban y en algunos casos las carteras de servicios se redujo
significativamente quedando compuestas por servicios muy básicos los cuales no satisfacían
las necesidades de las personas y la teoría que sostenía que las gestiones
privadas eran más eficientes que las públicas se derrumbó.
Creo que sólo privatizar o privatizar sin un orden
o un plan no es la opción a seguir, existen alternativas en las que el sector
privado y público pueden trabajar en conjunto...........
Bori.
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