En la
década de los 90 se empezaba a dudar sobre la sostenibilidad de los estados
del bienestar europeos. Se criticaban los servicios públicos por ser
ineficientes e incapaces de responder adecuadamente a los nuevos riesgos y las
necesidades sanitarias que conlleva el envejecimiento de la población y
consecuentemente el aumento en enfermedades crónicas. La privatización de
centros de salud u hospitales enteros y la externalización de servicios
sanitarios, bien sean clínicos o no clínicos, son tendencias que siguen las ideas
de la Nueva Gestión Pública, que, a partir de los años 90, ha impactado a
diversos países. Aunque estas ideas surgieron en los estados del bienestar (países “desarrollados”), estas
fueron extrapoladas a países en otras condiciones. Colombia es un ejemplo donde
no solo muchos proveedores de servicios sanitarios han sido privatizados
siguiendo estas ideas, sino que también la mayoría
de las aseguradoras, las llamadas Entidades Promotoras de Salud (EPS) son
privadas. Las ideas de la Nueva Gestión Pública no han demostrado lograr una
mayor eficiencia, independientemente del nivel económico del país. Además, en
el sistema sanitario colombiano, estas ideas han conducido a una profunda
crisis. Veremos porque:
En el
sistema sanitario colombiano, con su modelo de financiación de Seguridad
Social, las EPS son unas intermediarias a las cuales los ciudadanos se deben
afiliar para poder obtener los servicios incluidos en el Plan Obligatorio de
Salud (POS) a los cuales por ley tienen derecho – y los cuales son proveídos
por las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS). Las EPS cuentan
con dos regimenes de afiliación: el régimen contributivo para los empleados o
las personas con capacidad de pago mediante cotizaciones y el régimen
subsidiado para las poblaciones de bajos ingresos. Las cotizaciones son
recolectadas por un asegurador público en un fondo llamado Fondo de Solidaridad
y Garantía (FOSYGA). Por su parte, el FOSYGA se encarga de distribuir los
recursos a las EPS a través de pólizas de pago llamadas Unidad de Pago por
Capitación (UPC), lo cual quiere decir que las EPS reciben más recursos
económicos entre más afiliados tengan. Por lo tanto, estas intermediarias
compiten en un mercado para atraer a los clientes a afiliarse con ellos,
fomentando así su rentabilidad económica. Esto conlleva a que las EPS tienen un
ánimo de lucro que absorbe los recursos del sistema, haciendo negocios
perversos con el derecho a los servicios sanitarios para la salud de los
colombianos.
Evidentemente,
el problema de financiación del sistema sanitario en Colombia es el gran
enemigo del pueblo, ya que la corrupción conlleva a que los recursos no sean
utilizados donde más se necesitan. Las EPS han demostrado tener un ánimo de
lucro éticamente inaceptable, ya que han puesto en juego la salud de los colombianos,
conllevando a que el mercado no ha podido distribuir equitativamente los
recursos y por lo tanto no se garantiza un acceso justo a los servicios sanitarios,
lo cual ha promovido las inequidades en salud de la población. Debido a la débil
jurisdicción colombiana, con sus elevados niveles de corrupción, las ideas de la
Nueva Gestión Pública, privatizando proveedores y aseguradoras de salud en
Colombia, han colocado al sistema sanitario colombiano en una gran tensión
financiera y ha dejado una insostenibilidad severa que va a ser difícil de resolver…
- Salomón
- Salomón
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